Llevo desde mi niñez en mi corazón, un pequeño cuento que aún conservo, me lo regaló un señor que iba a mi pueblo, recuerdo que llevaba una maleta negra con prendas de ropa, hilos, agujas etc.
A los niños que las madres les compraban, nos regalaba uno de esos cuentos.
Le llamaban “EL SEÑOR DESEA” su lema era este “DESEA ALGO SEÑORA”
A veces los niños y niñas del pueblo íbamos detrás de él pidiéndole que nos diera uno. Para nosotros era un tesoro, es cuadrado y no mide más de diez centímetros.
Este señor tenía un día fijo a la semana para sus ventas en cada pueblo. Su voz sonaba por las calles y los niños repetíamos, ha llagado el SEÑOR DESEA ALGO SEÑORAS, PAÑUELOS, MEDIAS Y CALCETINES.
El cuento comienza así: Era una rosa tan bella, roja de terciopelo, su perfume cautivaba a una niña que siempre pasaba por el jardín y se paraba a contemplarla.
El jardinero al verla tan embelesada se la regaló, la puso en un jarrón y hablaba con ella, al paso se los días vio que se iba marchitando, lloró de pena al ver que los pétalos se desprendía de sus tallos, los guardo entre las hojas de este pequeño cuento, así la niña recordaba la hermosura de la rosa que una vez había tenido entre manos.
Este pequeño cuento que conservo, está envejecido por el paso del tiempo, pero lleva entre sus hojas una rosa tan linda que una niña, “QUE SE CONVIRTIO EN MUJER” la ha hecho vivir durante toda su existencia.
¿Quién no ha guardado o guarda los pétalos de rosas o otras flores entre las hojas de un libro?
Si nunca lo habéis hecho, no es tarde, haréis revivir recuerdos inolvidables.
Palmira Ávila Rojo
A los niños que las madres les compraban, nos regalaba uno de esos cuentos.
Le llamaban “EL SEÑOR DESEA” su lema era este “DESEA ALGO SEÑORA”
A veces los niños y niñas del pueblo íbamos detrás de él pidiéndole que nos diera uno. Para nosotros era un tesoro, es cuadrado y no mide más de diez centímetros.
Este señor tenía un día fijo a la semana para sus ventas en cada pueblo. Su voz sonaba por las calles y los niños repetíamos, ha llagado el SEÑOR DESEA ALGO SEÑORAS, PAÑUELOS, MEDIAS Y CALCETINES.
El cuento comienza así: Era una rosa tan bella, roja de terciopelo, su perfume cautivaba a una niña que siempre pasaba por el jardín y se paraba a contemplarla.
El jardinero al verla tan embelesada se la regaló, la puso en un jarrón y hablaba con ella, al paso se los días vio que se iba marchitando, lloró de pena al ver que los pétalos se desprendía de sus tallos, los guardo entre las hojas de este pequeño cuento, así la niña recordaba la hermosura de la rosa que una vez había tenido entre manos.
Este pequeño cuento que conservo, está envejecido por el paso del tiempo, pero lleva entre sus hojas una rosa tan linda que una niña, “QUE SE CONVIRTIO EN MUJER” la ha hecho vivir durante toda su existencia.
¿Quién no ha guardado o guarda los pétalos de rosas o otras flores entre las hojas de un libro?
Si nunca lo habéis hecho, no es tarde, haréis revivir recuerdos inolvidables.
Palmira Ávila Rojo
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